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¿Existe la discriminación a la inversa? La falacia del racismo contra la gente blanca

Los afrodescendientes representan entre el 20 y 30 % de la población en América Latina. En Colombia son más de 10 millones de habitantes, que se encuentran en todo el país, especialmente sobre el litoral pacífico y el caribe, de acuerdo con los datos de Acnur.

"Estas comunidades experimentan niveles desproporcionados de pobreza y exclusión social y continúan enfrentando una severa discriminación", señala la organización.

Y es que a pesar de la existencia de marcos legales nacionales y de diversas instituciones encargadas de su protección, todavía falta mucho por hacer, pues el racismo es un problema estructural. 

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En medio de esta realidad que afecta a las personas afrodescendientes en Colombia y en el resto del mundo, se ha popularizado el término de 'racismo a la inversa' o 'discriminación inversa', que se usa para referirse a casos en los que una persona blanca se siente atacada o perjudicada por su raza. 

Un término que ha generado debate, pues mientras algunos lo utilizan para señalar el actuar de personas afro, otros argumentan que tal cosa no existe por los principios básicos que implica el racismo, una práctica repudiable que no se queda en casos particulares, sino que afecta a comunidades enteras. 

"El racismo es considerado una de las prácticas más ignominiosas de la humanidad, que deviene de esa época colonial/moderna, en la cual los europeos violentaron al continente africano y secuestraron a seres humanos para someterlos a las lógicas del comercio capitalista y tratarlos como una simple mercancía. Sus cuerpos han sido cosificados como mano de obra barata y, a partir de ellos, se ha creado esa jerarquía social que impera en nuestra sociedad", escribió Edward Antonio Rentería Camacho, estudiante de la Especialización en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad de Antioquia en el artículo '¿Racismo a la inversa?, negación como fenómeno deshumanizante'.

Allí señala que en Colombia este fenómeno se mantiene muy arraigado, por lo que los actos discriminatorios en contra de personas racializadas son frecuentes en espacios públicos, centros educativos, redes sociales, entre otros. 

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De la misma manera que lo explica 'Afrolove Colombia' en su video de TikTok, donde aseguran que hablar de racismo a la inversa es una falacia, Rentería explica que "el racismo surge desde una posición dominante de quien ostenta el poder para establecer jerarquías, ordenaciones y clasificaciones, pero en la historia las personas afros e indígenas nunca tuvieron ni tienen ese poder económico, social y político para dominar a los blancos europeos y mestizo en las Américas".Bajo esa premisa de que los afros no pueden someter a los blancos o mestizos porque no tienen el poder estructural para hacerlo es que se explica por qué no hay tal 'racismo a la inversa'. 

Este término se suele utilizar para señalar el actuar o los comentarios de personas afro, por lo cual se le ha vinculado con narrativas políticas que buscan justificar al victimario, convirtiéndolo en la víctima, desconociendo que el racismo es sistémico, lo que quiere decir que más allá de casos particulares, esa clasificación humana que predominó durante la colonización, ubicando al europeo en la cima de la pirámide social y al esclavo africano junto al indígena en la parte más baja, se instauró en todas las estructuras sociales que persisten hasta nuestros días. 

Sher Herrera, comunicadora social y periodista afrocolombiana, maestrante en Estudios Afrocolombianos, presentadora y co-creadora del proyecto audiovisual 'Cimarronas', escribió para 'Volcánicas' el artículo 'La gente blanca está sufriendo por el racismo inverso', en el que argumenta por qué "el racismo inverso no existe y que el prejuicio racial o la discriminación a la gente blanca no afecta en lo absoluto sus privilegios". 

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Herrera afirma que la "gente blanca" tiene miedo de perder el privilegio del que ha gozado históricamente y por eso "que se hable de acciones afirmativas para garantizar que los espacios educativos, laborales, de poder y representación no sean 100% blancos, les hace sentir que han perdido algo, que es injusto y discriminador contra los blancos que se exijan lugares para las personas negras e indígenas".

Añade también que las narrativas ofensivas y prejuicios raciales de las personas negras han surgido en respuesta a la opresión y la violencia por parte de las personas blancas, las personas negras. 

"Estos prejuicios o rechazos hacia las personas blancas, no son sistemáticos, no tienen ningún efecto material sobre sus vidas porque sus privilegios siguen intactos, esta discriminación rara vez termina en agresiones letales y cuando sucede, el sistema es implacable contra la gente racializada", apunta. 

"Para que el racismo inverso sea posible, habría que invertir el mundo y la historia que conocemos", señala Herrera. 

Por su parte, Antonio Álvarez del Cuvillo, de la Universidad de Cádiz propone en su artículo 'El problema de la discriminación inversa: ¿es posible discriminar a quienes pertenecen a los grupos sociales dominantes?' que lo que sí se puede producir es una 'discriminación inversa', pero de forma excepcional y no denominándola racismo. 

"Realmente puede producirse, pero tiene un carácter más bien anómalo o excepcional y se refiere a un número de supuestos muy reducidos, en los que debe aplicarse la tutela antidiscriminatoria básica, pero no es preciso adoptar medidas específicas adicionales (como el principio de transversalidad de género, los ajustes razonables o la prohibición de discriminación indirecta), por no existir una posición de subordinación global", concluye el autor, una postura que aunque matizada, va en la misma línea de que la opresión no es sistemática y, por lo tanto, no es comparable con lo que han vivido comunidades como la afro y la indígena. 

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL 
EL TIEMPO 

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